"Siembra un pensamiento, cosecha una acción;
siembra una acción, cosecha una reacción;
siembra una reacción, cosecha un hábito;
siembra un hábito, cosecha una característica;
siembra una característica, cosecha un destino.


Concepto Hindú.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Regalito Nº 19: Ho' oponopono. (por Joe Vitale)

Hace dos años, escuche hablar de un terapeuta en Hawaii quien curó 
un pabellón completo de pacientes criminales insanos sin siquiera 
ver a ninguno de ellos. El psicólogo estudiaba la ficha del recluso 
y luego miraba dentro de si mismo para ver cómo él había creado la 
enfermedad de esa persona. En la medida en que el mejoraba, el 
paciente se mejoraba.


La primera vez que escuche hablar de esta historia, pensé que era 
una leyenda urbana ¿Como podía cualquiera curar a otro con solo 
curarse a si mismo? ¿Como podía aunque fuera el maestro de mayor 
poder de auto curación curar a alguien criminalmente insano? No 
tenia ningún sentido, no era lógico, de modo que descarte esta 
historia.


Sin embargo, la escuche nuevamente un año después. Escuché que el 
terapeuta había usado un proceso de sanación Hawaiano llamado 
“Ho'oponopono”. Nunca había oído hablar de ello, sin embargo no podía 
sacarlo de mi mente. Si la historia era totalmente cierta, yo tenía 
que saber más. Siempre había entendido que “total responsabilidad” 
significaba que yo soy responsable de lo que pienso y hago. Lo que 
esté mas allá, está fuera de mis manos. Pienso que la mayor parte 
de la gente piensa igual sobre la responsabilidad. Somos 
responsables de lo que hacemos, no de lo que los otros hacen – pero 
eso está equivocado.

El terapeuta Hawaiano que sanó a esas personas mentalmente enfermas 
me enseñaría una nueva perspectiva avanzada sobre lo que es la 
total responsabilidad. Su nombre es Dr. Ihaleakala Hew Len. 
Probablemente hayamos pasado una hora hablando en nuestra primera 
conversación telefónica. Le pedí que me contara la historia total 
de su trabajo como terapeuta.

Él explicó que había trabajado en el Hospital Estatal de Hawai 
durante cuatro años. El pabellón donde encerraban a los locos 
criminales era peligroso.
Por regla general los psicólogos renunciaban al mes de trabajar 
allí. La mayor parte de los miembros del personal allí caían  
enfermos o  simplemente renunciaban. La gente que atravesaba ese 
pabellón simplemente caminaba con sus espaldas contra la pared, 
temerosos de ser atacados por sus pacientes. No era un lugar 
placentero para vivir, ni para trabajar ni para visitar.

El Dr. Len me dijo que el nunca vio a los pacientes. Firmo un 
acuerdo de tener una oficina y revisar sus legajos. Mientras miraba 
esos legajos, el trabajaría sobre si mismo. Mientras el trabajaba 
sobre si mismo, los pacientes comenzaban a curarse.
“Luego de unos pocos meses, a los pacientes que debían estar 
encadenados se les permitía caminar libremente” me dijo. “Otros que 
tenían que estar fuertemente medicados, comenzaban a mermar su 
medicación. Y aquellos que no tenían jamás, ninguna posibilidad de 
ser liberados, fueron dados de alta”. Yo estaba asombrado. “No 
solamente eso” continuó, “sino que el personal comenzó a gozar 
yendo a trabajar.”
“El ausentismo y los cambios de personal desaparecieron. Terminamos 
con más personal del que necesitábamos porque los pacientes eran 
liberados y todo el personal venia a trabajar. Hoy ese pabellón 
esta cerrado.”

Aquí es donde yo tuve que hacer la pregunta del millón de dólares: 
“¿Qué estuvo haciendo usted con usted mismo que ocasionó que esas 
personas cambiaran?”
“Yo simplemente estaba sanando la parte de mi que los había creado 
a ellos”, dijo él. Yo no entendí. El Dr. Len explico que entendía 
que la total responsabilidad de tu vida implica a todo lo que está 
en tu vida, simplemente porque está en tu vida, y por ello es tu 
responsabilidad. En un sentido literal, todo el mundo es tu 
creación.



    
¡Wow! Esto es duro de tragar. Ser responsable por lo que yo hago o 
digo es una cosa. Ser responsable por lo que cualquiera que esté en 
mi vida hace o dice es otra muy distinta. Sin embargo la verdad es 
esta: si asumes completa responsabilidad por tu vida, entonces todo 
lo que ves, escuchas, saboreas, tocas o experimentas de cualquier 
forma es tu responsabilidad porque ésta en tu vida. Esto significa 
que la actividad terrorista, el presidente, la economía o cualquier 
cosa que experimentas y no te gusta, esta allí para que tu la 
sanes. Ello no existe, por decirlo así, excepto como proyecciones 
que salen de tu interior. El problema no está con ellos, está en 
ti, y para cambiarlo, debes cambiar tú.

Se que esto es difícil de captar, mucho menos de aceptar o de 
vivirlo realmente. Achacar a otro la culpa es mucho más fácil que 
asumir la total responsabilidad, pero mientras hablaba con el Dr. 
Len, comencé a comprender esa sanación de él y que el ho’oponopono 
significa amarte a ti mismo.

Si deseas mejorar tu vida, debes sanar tu vida. Si deseas curar a 
cualquiera, aún a un criminal mentalmente enfermo, lo haces 
curándote tu mismo.

Le pregunte al Dr. Len como se curaba a si mismo. Qué era lo que él 
hacía exactamente cuando miraba los legajos de esos pacientes.

“Yo simplemente permanecía diciendo ‘Lo siento’ y ‘Te amo’, una y 
otra vez” explicó él.

“¿Sólo eso?”

“Sólo eso.”

“Resulta que amarte a ti mismo es la mejor forma de mejorarte a ti 
mismo, y mientras tú te mejoras a ti mismo, mejoras tu mundo”

Permíteme darte un rápido ejemplo de como funciona esto: un día, 
alguien me envía un e-mail que me desequilibra”. En el pasado lo 
hubiera manejado trabajando sobre mis aspectos emocionales tórridos 
o tratando de razonar con la persona que envió ese mensaje 
detestable. Esta vez yo decidí probar el método el Dr. Len. Me puse 
a pronunciar silenciosamente “lo siento” y “te amo”. No lo decía a 
nadie en particular. Simplemente estaba invocando el espíritu del 
amor para sanar, dentro de mi lo que estaba creando la 
circunstancia externa.


En el término de una hora recibí un email de la misma persona. Se 
disculpaba por su mensaje previo. Ten en cuenta que yo no realicé 
ninguna acción externa para lograr esa disculpa. Yo ni siquiera 
contesté su mensaje. Sin embargo, sólo diciendo “te amo”, de algún 
modo sané dentro de mí lo que estaba creando en él.
Mas tarde asistí a un taller de ho’oponopono dirigido por el Dr. 
Len. Él tiene ahora 70 años de edad, es considerado un chaman 
abuelo y es algo solitario.

El alabó mi libro “El Factor Atractivo”. Me dijo que mientras yo me 
mejoro a mi mismo, la vibración de mi libro aumentará y todos lo 
sentirán cuando lo lean. En resumen, a medida que yo me mejoro, mis 
lectores mejorarán.

“¿Y qué pasara con los libros que ya he vendido y han salido de 
mi?” pregunté.


“Ellos no han salido” explicó él, una vez más soplando mi mente con 
su sabiduría mística. “Ellos aún están dentro de ti”. En resumen, 
no hay afuera. Me llevaría un libro entero explicar esta técnica 
avanzada con la profundidad que ella merece.

“Basta decir que cuando quiera que desees mejorar cualquier cosa en 
tu vida, hay solo un lugar adonde buscar: dentro de ti. Cuando 
mires, hazlo con amor”.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Regalito Nº 18: MANTRA!

"Om namo guru dev namo"

Este canto tiene una finalidad muy importante, que es ni más ni menos que conectarnos con la frecuencia más alta de nuestro ser y con nuestro maestro interno, es decir, con nuestro ser superior.



Om: en todo mantra está presente la sagrada sílaba "Om", que es el sonido primordial de la creación, el mantra por excelencia, que simboliza al Dios absoluto y sin manifestar.
Namo: significa saludar con reverencia, implicando humildad, simpleza.
Guru: es el maestro espiritual o el maestro interno.
Dev: Significa "Divino" o "de Dios".
Namo: reafirma humildad y reverencia.

Podríamos decir que su interpretación es la siguiente:

Om namo: "me postro ante la energía divina dentro de mi y dentro de todos los seres".

Guru dev namo: "me postro ante el maestro que habita dentro de mi y dentro de todos los seres".


Este mantra es muy utilizado en las sesiones de yoga, especialmente en el kundalini yoga, y es muy usado también en mediaciones. Se recomienda cantarlo en voz alta, sintiendo que sale de la parte posterior de la cavidad nasal y la garganta.
Para entonarlo, siéntese en el suelo, con la columna recta y con las piernas cruzadas en una posición cómoda, o en una silla, con ambos pies en el piso. Se sugiere colocar las manos en la posición del mundra "namasté", con las palmas juntas en el centro del pecho. Unir las palmas equilibra los dos hemisferios del cerebro y ambos nos ayudan a concentrarnos y permanecer enfocados.
Inhale y exhale profundamente y focalice su atención en el tercer ojo. Luego comience a repetir el mantra, que se puede pronunciar con una misma exhalación o bien inhalar después de decir "Om namo" y luego pronunciar la frase siguiente. Se debe repetir 3 veces. Si se desea, pueden ser más, siempre en múltiplos de tres.
Este sagrado mantra nos abre nuestro cause espiritual y nos une a todos los maestros espirituales que están vibrando en una alta frecuencia. Sintonizándonos abrimos el canal de nuestra mente para que reciba las más altas vibraciones espirituales.